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La perspectiva de género

En el marco del programa Conversaciones sobre Educación para una Ciudadanía Global con sentido de la Fundación SM, se celebró el pasado miércoles 14 de abril el octavo encuentro virtual “La perspectiva de género”.

 

En la conversación participaron:

  • Clara Maeztu Gomar. Coeducación en la educación para la ciudadanía global. Fundación Entreculturas. Educación no Formal y Movilización. Área de Ciudadanía.
  • Ariana Pérez Coutado. Juventud y género. El valor de la igualdad como marca generacional. Politóloga, coordinadora del Observatorio de la Juventud en Iberoamérica (OJI) y autora del informe Jóvenes españoles 2021. Ser joven en tiempos de pandemia.
  • Carmen Magallón Portolés. Mujeres, feminismo y ciudadanía global. Repensar la igualdad, los cuidados y la vida. Presidenta de la Fundación Seminario de Investigación para la Paz (Fundación SIP), Doctora en Ciencias Físicas y posgrado en Historia de la Ciencia por la Universidad de Zaragoza.

Moderó Elisa Bonilla, experta internacional en educación, integrante de la Comisión Delegada de la Fundación SM y afiliada a la Red de Mujeres Unidas por la Educación (MUxED).

El concepto de Ciudadanía Global está en construcción, y, como comentó Elisa Bonilla, estas conversaciones contribuyen a ella tanto desde la parte teórica como desde la práctica. La aportación de hoy es cómo educar para la Ciudadanía Global desde la perspectiva de la igualdad de género.

Las diferencias de género en el contexto mundial.                                                                

Clara Maeztu

Según el último informe publicado por Entreculturas, “Niñas libres de violencia: derecho a la educación, garantía de libertad”, en el mundo hay 240 millones de niñas que están amenazadas por diferentes tipos de violencia y discriminación (abuso físico, violencia emocional, sexual o laboral, trata, matrimonios forzados, embarazos no deseados, ciberacoso, etc.). Esta amenaza o realidad discrimina a las niñas y a las jóvenes, y obstruye el acceso al disfrute de los derechos fundamentales y a la participación en igualdad de millones de niñas y mujeres en todo el mundo.

Esta violencia es un fenómeno global, transversal, y en mayor o menor medida afecta a todos los países, culturas y clases sociales del planeta. Por ello es necesario trabajar la perspectiva de género desde la educación, con un enfoque de derechos humanos. Esta vulneración de derechos nos afecta y concierne a todos, no solo a las niñas, las jóvenes o a las mujeres.

La situación de las jóvenes en Iberoamérica.                                                                        

Ariana Pérez

Según los resultados de las diversas investigaciones llevados a cabo por el Observatorio de la Juventud en Iberoamérica (OJI) de la Fundación SM, sobre las actitudes y posicionamiento de los jóvenes en torno a la igualdad de género en ocho países iberoamericanos, se desprenden tres grandes conclusiones:

  • La igualdad de género es un valor importante o muy importante para al menos el 80 % de los y las jóvenes en cinco países iberoamericanos. En España, este porcentaje alcanza el 90 %. Este aspecto es más importante para españoles, argentinos y colombianos que para ecuatorianos o dominicanos. Los movimientos feministas y sus manifestaciones por la igualdad no podrían explicarse sin este posicionamiento y liderazgo juvenil.

La cuarta ola del feminismo viene marcada por este activismo generacional y la movilización online, a pesar de las enormes diferencias que también se encuentran entre los y las jóvenes según su ideología, clase social, nivel educativo y procedencia.

  • A pesar de que esta generación valora mucho la igualdad, no podemos ser triunfalistas, pues queda mucho por recorrer. Los y las jóvenes de Iberoamérica no perciben con excesiva claridad las desigualdades que todavía persisten y sufren las mujeres. Según CEPAL, una de cada dos mujeres no tiene vínculo legal con el mercado laboral y cobra un 17 % menos que los varones. En una encuesta de la Fundación SM, solo una de cada tres jóvenes considera que las mujeres reciben menos salario y tienen menos posibilidades de encontrar empleo. El 29 % de los escaños de los Parlamentos iberoamericanos está ocupado por mujeres. Sin embargo, uno de cada tres jóvenes percibe que las mujeres lo tienen peor a la hora de acceder a puestos de responsabilidad política. Es en el reparto de tareas en el hogar donde se observa una mayor sensibilización hacia la igualdad. Aun así, menos del 50 % de los jóvenes percibe esta realidad.

En España, según el informe Jóvenes españoles 2021 de la Fundación SM, los jóvenes reconocen mayoritariamente que existe la igualdad para las mujeres; pero las jóvenes españolas consideran lo contrario, y solo admiten esa paridad en las posibilidades que les da el sistema educativo.

  • Según el citado informe de la FSM para España, los estereotipos de género siguen condicionando los conceptos que los y las jóvenes tienen sobre la feminidad y la masculinidad. Se aprecia cierta hostilidad, o actitudes reactivas, hacia la integración de las mujeres en la esfera pública. Así el 55 % de los jóvenes está de acuerdo con la afirmación de que en nombre de la igualdad muchas mujeres intentan lograr privilegios. En el caso de los varones, esta afirmación supera el 60 %.

Todo ello nos lleva a una reflexión final: hemos conseguido educar a una generación que abandera la lucha por la igualdad de género, pero se debe profundizar con ellos para que comprendan la raíz del problema y no se queden en lo declarativo y en la deseabilidad social.

¿Qué es la igualdad?                                                                                                                 

Carmen Magallón

La educación global debe responder a la idea de que somos una sola humanidad, interdependiente, y que nos necesitamos unos a otros. Cuando hablamos de la igualdad de género, históricamente se ha planteado el deseo de ser como el varón  blanco y de clase media.

La educación debe recuperar el legado civilizatorio que han aportado a la historia las mujeres. La presencia femenina en todos los campos del saber debe ser recogida en los currículos. No solo debemos reclamar, sino mostrar, visibilizar todas las grandes manifestaciones históricas de las mujeres. Esto es fundamental para construir Ciudadanía Global.

Una de las grandes aportaciones femeninas, como la pandemia ha demostrado de nuevo, es que somos seres radicalmente vulnerables. El ser humano nace desnudo y dependiente. ¿Quién se ha hecho cargo del cuidado necesario para que sobreviva?: las mujeres. Este valor hay que universalizarlo y corresponsabilizarlo con los varones. Cuidar es una tarea de ambos. Es una tarea humana al margen del género.

La desigualdad femenina también afecta a la condición económica. Las mujeres de clases altas, o que han accedido al mercado laboral en óptimas condiciones, dejan el cuidado de sus hijos o padres y familiares ancianos a cargo de otras mujeres de menos recursos, en muchos casos inmigrantes. La cadena de cuidados sigue estando soportada por mujeres. Esto también hay que visibilizarlo.

Una educación global debe plantearse cuál es el sentido de una vida digna: ¿es solo la lógica de la acumulación?, ¿o hay otras lógicas de sentido como sostener la vida, cuidarnos unos a otros o a la naturaleza?, ¿qué significa el desarrollo?, ¿qué nos aportan las tecnologías, nos humanizan o no? Estas cuestiones y otras parecidas sobre el sentido vital deben estar presentes y ser respondidas desde la educación global.

DEBATE                                                                                                                                                

Del posterior debate señalamos lo más importante argumentado por cada una de las ponentes.

Clara

Si queremos que la educación para la Ciudadanía Global sea realmente transformadora e inclusiva, debemos incluir en ella el enfoque de género de forma transversal. Es un reto social global, no solo educativo, que entronca con la defensa de los derechos humanos y con la participación plena de la mitad de la población mundial.

La escuela mixta donde se da la coexistencia de niños y niñas en un mismo espacio no garantiza la igualdad de género. La igualdad nos la dará el enfoque coeducativo, que parte del principio de no discriminación por cuestión de género, y que integra la igualdad en todos los procesos de enseñanza y aprendizaje, integrándolo en el currículo oficial, oculto y omitido. Es muy importante también cómo lo hacemos, qué transmiten y cómo se comportan los profesores, los tutores y la dirección de los centros educativos. Es una labor de todos los implicados en la educación. Por ello es importante el compromiso y la formación del profesorado y de las familias; hay que entrenar la mirada.

Ariana

Las diversas encuestas realizadas desde el OJI de la FSM recogen que la igualdad de género, los valores medioambientales y la justicia social son las tres grandes banderas de la juventud actual iberoamericana. Su autopercepción con estos tres valores se muestra positiva y orgullosa; piensan que en estos tres ámbitos pueden dar lecciones a las generaciones de sus padres o hermanos mayores.

Sin embargo, los estereotipos siguen estando ahí, y persiste un sustrato social fuerte de machismo y patriarcalismo. Hay que seguir avanzando en la mirada coeducativa. Por ejemplo, en la varonización de las tareas del cuidado. Y hay que romper los binarismos que dominan las identidades, algo en lo que los jóvenes han avanzado significativamente.

Carmen

La educación sexista continúa; el varón sigue siendo el protagonista de la historia, del arte, de las ciencias. Por ello hay que poner más énfasis y en valor el legado valiosísimo de las mujeres, que han aportado una visión diferente y transformadora. La perspectiva de género mejora la ciencia.

Por otro lado, es fundamental contar con los hombres para esta tarea de transformación y mirada coeducativa. Los hombres están cambiando, sobre todo en el ámbito privado, y eso no se aprecia. Necesitamos que los hombres visibilicen los cambios que ellos mismos están haciendo desde la perspectiva de género.

Y, por último, hay que romper la fascinación masculina por la violencia (incluida la violencia sexual) que en muchos casos se ejerce de forma indiscriminada contra las mujeres. La propia Elisa Bonilla aporta el terrible dato de diez feminicidios diarios, al menos, en México.